Carteles en otro idioma, fumadores, el bus no anuncia los nombre de las paradas, cafés y restaurantes de postín por todos lados, gente cenando después de las 8... denfinitivamente esto parece otro país, esto es Montreal, la segunda ciudad francófona más poblada del mundo.
Montreal es una ciudad muy diferente al resto del país. Tiene un casco histórico bonito y pequeño, pero lo mejor de esta ciudad es recorrer sus barrios, quartier latin, the village, petite italie, mile end, centre ville, chinatown y plateu, cada barrio es una historia, una fisonomía y una gente diferente y todos merecen la pena.
Así que después de recorrer la primera tarde-noche el viejo montreal, nos quedaba un día y medio para el resto, así que decidimos alquilar unas bicis que el ayuntamiento de montreal gestiona estupendamente, el sistema es fácil, tú las retiras en una "estación" y la devuelves en la que tú quieras.
Gracias a las bicis pudimos recorrer todos los barrios en tiempo record, los barrios que más nos gustaron fueron Quartier Latin, con mucho ambiente estudiantil y muy animado, un poco desordenado e irreverente pero muy divertido, el Viejo Montreal, con mucho toque europeo, y el Mile End, que en algún sentido nos recordaba a montevideo.
En el Quartier Latin no dejamos pasar la oprtunidad de cenar en la cervecería "Les 3 Brasseurs", conocida por fabricar su propia cerveza. Probamos una cerveza llamada Ambreé, tostada, muy bien recomendada por Daniel, nuestro simpático camarero, que aparte de atendernos estupéndamente (el servicio aquí suele ser bastante bueno) nos habló en un perfecto español aprendido en Valencia.
También quedamos muy contentos con el albergue, en pleno casco histórico. El desayuno bastante bueno y la habitación muy confortable aunque un poco calurosa, cada habitación tiene un nombre diferente relacionado con el color, a nosotros nos tocó la "rouge".
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