Hoy llegué a Canadá…de casualidad, porque después de jugármela al overbooking, me tocó jugarme la vida colándome en la infinita cola del control de seguridad de la T1, es lo que tiene aguantar hasta el último momento.
Lo importante es que embarqué y aterricé…y nada más salir del avión, cuando solo cabía escuchar, Welcome to Canada!!! Good Morning, Sir!!!! o alguna historia así, lo que escucho nada más llegar a Canadá es…”ey, ey, ey, Giacometti, ¿Cómo estás?”. Sí, muchachos, efectivamente, me reconoció un vecino de nuestro querido Pozuelo. Y yo que me venía al fin del mundo a aislarme.
Más cosas, mi host family por ahora consiste en una señora muy agradable, con un Volvo S60 y muebles de la época de Luis XIV (es decir, muebles pre ikea, para los de la LOGSE). Todo muy Canadiense, incluido una tartaleta de postre más empalagosa que el beso de Casillas (esto seguro que suscita polémica)
Y aquí estoy, en este país que tiene carreteras de 6 carriles y barbacoa en los parques…
...que cabr
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