miércoles, 28 de julio de 2010

The mist


El sábado se vino una tormenta brutal y me agarró paseando, menos mal que llevaba el impermeable y eso me protegió bastante.
Igual la tormenta fue divertida porque hacía calor y una humedad impresionante, así que me refresqué y disfruté de la neblina que quedó después de la lluvia; se puede comprobar en estas fotos, obviamente son de días diferentes pero del mismo lugar.
La neblina parecía que se comía los edificios, la ciudad, y la calle se quedó de repente sin gente, yo y algún otro turista despistado y acalorado.
Siempre que llovió, paró, y además tuvimos la suerte de que esta lluvia nos refrescó bastante.

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